La acuacultura, uno de los métodos más eficientes y sostenibles para contribuir a la producción de proteína de calidad y, a su vez, hacer frente a los desafíos del cambio climático, ha fortalecido la adopción de tecnología de punta en el país, en beneficio de la productividad del sector y de las condiciones de vida de las comunidades que la practican.
De acuerdo con el Instituto Nacional de Pesca y Acuacultura (Inapesca), en México se cuenta con tecnologías de punta –como sistemas de alimentación automatizados, jaulas de diversos tipos y características, mejoramiento genético y sistemas de recirculación de aguas– en los trabajos de pesca y acuacultura.
Esto es resultado de la sinergia entre autoridades, industria y productores, afirmó el director de Investigación en Acuacultura del Instituto, Juan Carlos Lapuente Landero, en el marco de las actividades que hoy realizan organizaciones del sector privado en torno a la acuacultura.
Subrayó que la actividad acuícola ha adoptado prácticas respetuosas del ambiente, mientras impulsa técnicas de cultivo de pescados y crustáceos, lo que favorece la capacidad de resiliencia ante los efectos del cambio climático.
Refirió que las acciones también están enfocadas en disminuir la contaminación marina, la sobreexplotación pesquera y ambiental sobre los recursos acuáticos, la captura incidental –cuando una especie queda atrapada en las redes y es desperdiciada– y la pérdida de hábitats y biodiversidad.
La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) define la acuacultura como el cultivo de organismos acuáticos –peces, moluscos, crustáceos, algas y plantas– a través de la intervención humana. El propósito es incrementar la producción para concentrar poblaciones de peces, alimentarlas o protegerlas de los depredadores
Lapuente Landero manifestó que la principal actividad del Inapesca es aportar información científica y tecnológica a los instrumentos de ordenamiento pesquero, con la intención de apoyar la toma de decisiones en beneficio de la conservación y aprovechamiento sustentable de los recursos acuáticos.
En cuanto a la acuacultura, indicó, la información abarca aspectos biológicos, mejoramiento genético, equipos de desarrollo de peces, tecnología del agua y opciones para mejorar las redes de frío.
Tanto en captura como en acuacultura, la transferencia de tecnología, capacitación y asesoría a los pescadores surge como una necesidad imperiosa dentro de las atribuciones del Inapesca y funciona como retroalimentación de su quehacer cotidiano, subrayó el investigador del organismo de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural.
Lo anterior, dijo, ha posicionado a la pesca y la acuacultura como uno de los sectores de mayor tasa de crecimiento, de acuerdo con el Panorama Agroalimentario 2022, ya que alcanzaron una producción de dos millones de toneladas en 2021, lo que significó un crecimiento de 1.6 por ciento con respecto al año anterior.
Se estima que las actividades acuícolas se desarrollan en nueve mil 230 Unidades de Producción, de las cuales cuatro mil están dedicadas a la acuacultura rural y comercial, con una superficie de 250 mil 860 hectáreas abiertas al cultivo.
La mayoría de los productores se encuentra en el litoral del Pacífico –Sinaloa, Sonora, Baja California Sur, Baja California, Colima, Jalisco, Nayarit, Chiapas, Oaxaca, Guerrero, Michoacán–. Sinaloa es la entidad federativa con mayor número de acuicultores y, en conjunto con Sonora, contribuye con más del 60 por ciento de la producción acuícola nacional en sistemas controlados.
Ese potencial tiene efectos adicionales y positivos porque también contribuye, de manera importante, a la generación de empleos, oferta exportable y divisas. Todo ello con base en técnicas de sustentabilidad ambiental y de uso eficiente de los recursos naturales, reiteró el especialista en Oceanología.
México tiene una larga tradición en el sector de la acuacultura, una industria que emplea a cerca de 60 mil personas en las entidades que realizan el cultivo de más de 70 especies –como mojarra, camarón, ostión, carpa y trucha– en todos los tipos de ambiente acuático –marino, salobre y agua dulce-.
El cultivo de camarón ocupa 74 por ciento del área nacional destinada a la actividad y el de tilapia representa 50 por ciento de todas las granjas acuícolas. Ambas especies son de prioridad nacional por su valor y volumen de producción.